sábado, 9 de febrero de 2013

El Núcleo

Armaggedon pero en el centro de la Tierra

Tras una serie de extraños acontecimientos a lo largo del planeta, se descubre que, por razones desconocidas, el corazón del planeta Tierra ha detenido su movimiento giratorio, lo que causará en pocos meses un tremendo desastre natural, eliminando la vida tal y como la conocemos. Para buscar una solución a esta catástrofe el gobierno y el estamento militar piden ayuda al geofísico que descubrió qué estaba pasando, y a un grupo con los mejores científicos mundiales. Deberán viajar al centro de la Tierra en un vehículo subterráneo. Su peligrosa misión será la de detonar un dispositivo nuclear que intente reactivar el núcleo, y así salvar al mundo entero de una destrucción segura.


Si tuvieramos que describir la película en pocas palabras sería como "Armaggedon" sólo que en vez de ir al espacio, se van al centro de la tierra. La historia es muy rebuscada, ya que, como querían hacer un film sobre la destrucción de la Tierra y que no se repitiese una historia del espacio y meteoritos, pues inventan lo del núcleo.
La forma en la que viajan no es nada creíble. Los personajes que la protagonizan son muy sosos y sin ningún atractivo, y los actores sólo sacan su espíritu cómico.
Lo único destacable de la película son las escenas de destrucción y caos, sobre todo la del puente, pero esas escenas no equilibran el resto de la película y puesto que ese era el objetivo debían haberse esmerado más y hacer más largas y numerosas esas escenas.

Respecto a los efectos especiales creados por compañías prácticamente desconocidas en este ámbito, en ningún momento nos dejan atónitos, pues parecen sacados de la televisión. La secuencia en la que contemplamos la destrucción de Roma, es realmente horrorosa. Se percibe con demasiada claridad el uso de maquetas. De hecho, resultan más eficaces aquellos momentos en los que el uso del ordenador o de otro tipo de trucajes visuales es menor y más selectivo, como cuando al principio de la película muere la gente sin motivo aparente o, aún mejor, cuando las palomas parecen volverse locas en Londres y provocan el pánico entre la muchedumbre.


sábado, 2 de febrero de 2013

"Sacrificio" de Andrei Tarkovsky

Tarkovski y el fin del mundo

El cine surge de la observación inmediata de la vida. Éste es para mí el camino cierto de la poesía fílmica, es en esencia la observación de un fenómeno inserto en el tiempo”.



Con estas palabras Andrei Tarkovski, considerado como uno de los máximos representantes del cine soviético de los años sesenta, definía su cine como poético, es decir, capaz de comprender películas cuyas imágenes suelen originar símbolos, alegorías y figuras retóricas parecidas.
Sacrificio, realizada por Tarkovski en el 1986, plasma una sensación apocalíptica que guardaba dentro de sí mismo en una película de autor de las más representativas del miedo humano hacia el mundo, del ansia de un posible fin incontrolable para el hombre, de la desconfianza hacia la ciencia, de un miedo explicable quizás solo a través de la religión.

Alexander, festeja su cumpleaños con su esposa, sus hijos, su amigo médico Viktor y el cartero de la aldea Otto. La fiesta la preparan dos camareras, una de ellas Julia y la otra María, una misteriosa mujer islandesa con fama de bruja buena.  Sus peores temores se confirman cuando, durante la fiesta, llega la noticia de un inminente conflicto nuclear: la Tercera Guerra Mundial. El final, definitivo e irreversible, está cerca. Alexander cae de rodillas recitando el Padre Nuestro y pidiéndole a Dios que aleje los horrores que se anuncian, prometiéndole la renuncia a todo lo que posee: su casa y familia.

En el travelling tan largo que hay al principio de dos personas hablando sobre filosofía en un campo, ahí Tarkovski nos quiso decir que mientras los hombres hablan y hablan y hablan, la vida sigue, el viento sopla, la tierra sigue su curso, nada más importa. Muchos os preguntareis ¿Y esto de qué me sirvió si no comprendí nada de esta película?, hay estilos de cine muy sectarios que incluso el que los ve, en el fondo no tiene ni idea de lo que está viendo aunque en su interior se piense que si.
Para alguien que estudia cine, viene muy bien, pero para un espectador corriente, comprende que es un cine realmente complicado, cargante y que su actitud es: "estoy aquí, no tenéis ni idea de lo que veis, pero sabéis que es bueno, porque es diferente".

Como curiosidad, la escena final cuando se llevan al protagonista en un furgón, y hace como que entra pero que no, es un guiño a Chaplin. Una anécdota del rodaje, fue que mientras se rodó la secuencia de la casa quemándose, la cámara no grabó y tuvieron que volver a rodar. Lo único bueno de todo esto es que realmente el plano secuencia quedó mucho mejor que la primera vez.

Fuera cierto o no, Sacrificio cumplió la profecía: al final de su rodaje le fue diagnosticado a Tarkovski el cáncer que terminaría con su vida el 29 de diciembre de 1986. Poseedora de algunos de los planos secuencia más complejos.